lunes, 3 de junio de 2013

Nuestra actitud determina nuestra relación con la gente



Nuestra actitud determina nuestra relación con la gente
La Regla de Oro dice: «Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas» (Mateo
7.12).
Este axioma alcanza su mayor significado cuando, como cristianos, nos damos cuenta
que el ministerio efectivo a los demás se basa en la relación.
El modelo de ministerio (como lo entiendo) se capta mejor en Juan 13. Cristo y sus
discípulos están reunidos en el aposento alto.
Los componentes del ministerio modelo de Cristo son:
1. Hombres con quienes había compartido en todas las áreas de la vida.
2. Una actitud y una demostración de servicio.
3. Un mandamiento de amor que lo abarca todo («Por esto todos los hombres
conocerán que sois mis discípulos»).
Un ministerio efectivo de relación con los demás debe incluir estos tres componentes
bíblicos. Ninguna metodología sola (predicación, consejería, visitación) ministrará
efectivamente a todas las necesidades, todo el tiempo. Se necesita una sabia combinación
de muchos métodos para llenar las necesidades de la gente. Y el puente entre el remedio del
evangelio y las necesidades de las personas es el liderazgo basado en la relación.
Juan 10.3–5 nos da una muestra de este liderazgo de relación:

1. Relación hasta el punto del reconocimiento instantáneo 
(Él llama a sus ovejas por su nombre);
2. Relación establecida sobre la base de la confianza 
(Sus ovejas oyen su voz y vienen a Él);
3. Liderazgo demostrado con el ejemplo (Él va adelante y ellas lo siguen).

Sin embargo, establecer tal relación es difícil. La gente es chistosa: quieren un asiento
en la parte delantera del bus, en la parte trasera de la iglesia y en medio de la carretera.
Dígale a un hombre que hay 300 billones de estrellas y le creerá, pero dígale al mismo
hombre que una banca está recién pintada, y tiene que tocarla para asegurarse.
A veces las personas nos producen frustración, se aparecen en el lugar equivocado, en
el tiempo equivocado, por la razón equivocada. Siempre son interesantes pero no siempre
son agradables. No siempre son previsibles porque tienen sus propias mentes. No pueden
trabajar con las personas, ni pueden hacerlo sin ellas. Esa es la razón por la que es esencial
establecer relaciones adecuadas con los demás en nuestro atestado mundo.
El Stanford Research Institute dice que el dinero que usted gana en cualquier empresa
está determinado únicamente por el 12, 5% del conocimiento y el 87, 5% de su habilidad
para tratar con la gente.
87,5% conocimiento de la gente = Éxito
12,5% conocimiento del producto
Por eso Teddy Roosevelt dijo: 
«El ingrediente más importante en la fórmula del éxito es saber cómo trabajar con la gente».
«Pagaría más por la habilidad de tratar con la gente que por cualquier otra habilidad
bajo el sol», afirmó John D. Rockefeller.
Cuando le preguntaron a J. Paul Getty cuál era la cualidad más importante de un
ejecutivo con éxito, replicó: «No importa cuánto conocimiento o experiencia posea un
ejecutivo; si no puede lograr resultados con la gente, es inútil como ejecutivo».
Cuando la actitud que poseamos coloque a los otros primero y veamos a las personas
como algo importante, entonces nuestra perspectiva reflejará su punto de vista, no el
nuestro. Hasta que no nos pongamos en el lugar de la otra persona y veamos la vida a través
de otros ojos, seremos como el hombre que saltó enojado de su automóvil después de un
choque con otro. «¿Por qué ustedes las personas no miran por donde manejan?», vociferó.
«¡El suyo es el cuarto auto que he chocado este día!»
Hace unos años manejaba por el sur y me detuve en una estación de servicio para poner
gasolina. Era un día lluvioso, pero los empleados de la gasolinera trataban de atender a los
clientes con eficiencia. Me impresionó este tratamiento de primera clase y entendí la razón
cuando leí el rótulo en la puerta principal:
POR QUÉ SE PIERDEN CLIENTES
1% Se mueren
3% Se mudan
5% Consiguen otros amigos
9% Por razones competitivas (precio)
14% No están satisfechos con el producto
68% ¡Por la actitud de indiferencia de algunos empleados!
En otras palabras, el 68% se va porque los empleados no tienen una mente orientada al
cliente funcionando en ellos.

Por lo general, la persona que surge dentro de una organización tiene una buena actitud.
Las promociones no le dan al individuo una actitud destacada, pero una actitud destacada
resulta en promociones. Telemetrics International hizo un estudio sobre esos «tipos
simpáticos» que han subido mucho por la escalera de la corporación. Estudiaron a 16.000
ejecutivos. Observaron la diferencia entre ejecutivos definidos como «excelentes
realizadores» (los que tienen una actitud saludable) y «pobres realizadores» (los que no
tienen una actitud saludable):
Los grandes realizadores se preocupaban tanto de la gente como de las utilidades;
los pobres realizadores se preocupaban de su propia seguridad.
Los grandes realizadores miraban a sus subordinados con optimismo; los pobres
realizadores mostraban desconfianza en la capacidad de los subordinados.
Los grandes realizadores buscaban consejo de sus subordinados; los pobres
realizadores no lo hacían.
Los grandes realizadores eran buenos oyentes; los pobres realizadores evitaban la
comunicación y dependían de los manuales de política empresarial.
En 1980–81 emprendí un ambicioso proyecto que incluía enseñar y dirigir a quince
pastores y a sus congregaciones a formar iglesias crecientes y fuertes. Una de mis
responsabilidades favoritas era hablar en un servicio dominical y reclutar obreros para esa
iglesia particular. Poco antes del «servicio de alistamiento» pregunté al pastor cuántas
personas creía que pasarían al frente para firmar una tarjeta y alistarse para el evangelismo
y el discipulado. Le observé mientras calculaba cuidadosamente quiénes lo harían y quiénes
no. Después de recibir el número cuidadosamente pensado, le dije: «Firmará un número
mayor que ese».
¿Por qué podía decir eso? ¿Conocía yo a las personas mejor que él? Por supuesto que
no. Lo que sabía era que el pastor puso a su gente mentalmente en sus casilleros conocidos
y «supo» cómo reaccionarían durante el servicio. En cambio yo, como no conocía a la
congregación, tenía una actitud abierta y positiva hacia todos ellos. Traté a la audiencia
como si todos fueran a responder, ¡y la mayoría lo hizo! Los quince pastores calcularon un
número menor que el que realmente respondieron.
Una experiencia negativa a veces paraliza nuestro pensamiento y nuestra actitud. Un
hombre que no podía encontrar su mejor sierra sospechaba del hijo de su vecino que
siempre andaba por ahí haciendo trabajos de madera. En los siguientes días, todo lo que el
muchacho hacía le parecía sospechoso, la manera cómo caminaba, el tono de su voz, sus
gestos. Pero cuando encontró su sierra detrás de su propio banco de trabajo donde había
caído accidentalmente, no vio ya nada más sospechoso en el hijo de su vecino.
Aplicación de actitud:
Tarea: Durante una semana trate a toda persona que conozca, sin excepción, como la
más importante sobre la tierra. Descubrirá que ella le trata a usted de la misma manera.


Fuente: ACTITUD DE VENCEDOR.  JOHN C. MAXWELL

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